Tras su fallecimiento a los 78 años de edad como consecuencia de numerosas afecciones de salud relacionadas con su corazón, su cadera, uno de sus ojos, entre otros, el futbolista alemán Franz Beckenbauer, pasó a ser una verdadera leyenda.
La larga historia de Beckenbauer conocido como “El Kaizer”, por su elegancia, técnica y talento para el balón píe como uno de los mejores defensores centrales y uno de los más exquisitos del universo de la pelota en todos los tiempos, inicio en1958 en un barrio popular y obrero llamado Obergiesing y en el club SC 1906 de Munich.
Oficialmente firmó en el Bayern Munich a los 19 años en 1964 y es uno de los tres únicos futbolistas en ser campeones del mundo como jugadores y entrenadores, meta alcanzada por él, como capitán de su selección en 1974 y técnico en 1990, lo que le permitió sumarse al brasileño Mario Lobo Zagallo y al francés Didier Deschamps.
Beckenbaur sobresalió en el fútbol del siglo pasado por ser considerado como un defensor único en el puesto de último hombre o líbero, lo cual siempre lo desarrolló a la perfección y le permitió convertirse en un verdadero referente de defensa y ataque tanto de los clubes que defendió como de su selección alemana.
Su sello inconfundible de calidad futbolística lógicamente lo dejó en el camino que lideró con el potente Bayern de Munich de os 70 y 80; en el Hamburgo y en el cierre de su carrera, en el inolvidable Cosmos de Nueva York, cuando hizo parte de la ola de colonizadores del balón píe en suelo norteamericano.
Como entrenador se recuerda su paso por el Olympique de Marsella, en Francia; en el Bayern Múnich de su país y en la selección de Alemania con la fue campeón mundial en 1990.
Franz Anton Beckenbauer fue el“El Kaiser” o emperador por su elegante estilo en el manejo de pelota, lo cual se vio cuando Alemanía fue campeón de Europa (1972), Campeón del Mundo (1974), y con el Bayern cuando obtuvo una Recopa de Europa, tres Copas de Europa (hoy Champions League), una Copa Intercontinental, cuatro Bundesligas y cuatro Copas alemanas.
Alguna vez al ser indagado de la posible fórmula del éxito futbolístico recalcó que “Para ser exitoso como jugador, entrenador y dirigente hay que tener mucha disciplina, bastante suerte, y nacer en el país y en el momento justo”.
A Beckenbauer se le recuerda también por ser Balón de Oro de Europa en 1972 y 1976 y ser tercero en el ranking como el mejor futbolista del siglo XX por la Internacional de Historia y Estadísticas de Fútbol
