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Óscar Calderón, el hombre que el fútbol arrebató al motociclismo

Óscar Leonel Calderón 'el Mosco', ex futbolista del atlético Bucaramanga /foto -archivo personal
'Oscar Calderon 'el Mosco', el primero de la fila de izquierda a derecha en la década de los 90/foto Archivo personal

Conocido en su natal Bucaramanga como “el Mosco”, Óscar Leonel Calderón, es un nombre que muchos en el deporte colombiano pueden no reconocer de inmediato, pero que trae a la memoria gratos recuerdos para quienes lo han seguido de cerca.

Su historia es una de esas raras trayectorias que cruzan dos pasiones deportivas y se forjan entre decisiones difíciles y logros inesperados.

Óscar o “el Mosco” como todos le dicen en su natal Bucaramanga y en el Diamante 2 donde se crió y mantiene sus raíces, desde su adolescencia, dividía sus días entre las velocidad y la adrenalina de las motos en las validas de Fórmula Colombia y el balón, llevando una vida que oscilaba entre dos mundos.

Sin embargo, todo cambió, según sus declaraciones en “ David Lizarazo tiene la Palabra”,  el día que empezó a tener compromisos más serios en el fútbol y sus entrenadores le pidieron elegir, empujándolo a concentrarse en una carrera como futbolista, pues su talento, su técnica, su fortaleza física, su entrega y su zurda prodigiosa para acariciar el balón y imprimirle dinamita a sus disparos le permitían destacarse en la cancha y sobre todo, ser un goleador.

Los pinitos

Su memoria vertiginosa recuerda los días de los hexagonales de la cancha Marte y las “recochas» entre los “choros y los marraneros”, tardes inolvidables donde bajo los rayos del sol se competía como si se estuviera en un estadio jugando una copa.

Recuerdo que nos íbamos en bus desde el barrio y por esos días solo teníamos para la limonada, la gaseosa y apostar unos pesitos, pero son momentos que quedaron por siempre en mi memoria, jugando con los veteranos, todos viejos jugadores del Bucaramanga, señala con algo de nostalgia.

Al repasar su historia, “el Mosco” recurre a los recuerdos más recónditos que lo llevan a su paso por el microfútbol y su participación en el torneo  Mil Ciudades, en el que  a pesar de no quedar  campeón con Bucaramanga, los de Atlántico, campeones, lo invitaron a jugar con ellos en la selección Colombia en un torneo internacional. 

Recuerda que luego llegó al futbol de 1a, como amateur a  aprueba con el Sporting de Barranquilla donde tuvo un breve paso en la primera división, volvió a Bucaramanga, donde jugó en 2a división  y después de un subcampeonato atrajo la atención del técnico “Tucho” Ortiz, quien se interesó por sus servicios y lo trajo de vuelta al Atlético Bucaramanga.

Su carrera luego lo llevó a Cúcuta  a una temporada en el club, pero por cosas del destino le abrió la puerta en el Marítimo de Venezuela, club con el que consiguió un campeonato y profundizó su aprendizaje en el fútbol profesional bajo la dirección del reconocido técnico Rafael Santana.

Su travesía en el fútbol venezolano continuó con el Carabobo, Trujillanos y Valencia, equipo en el que vivió la satisfacción de ascender a primera división y donde, según él, cumplió “el sueño de futbolista”. Con cada paso, el Mosco fue forjando una carrera que le permitió “capitalizar” en su desarrollo personal y profesional, logrando además una estabilidad que, en sus propias palabras, le dio las bases para proyectarse como ser humano y donde dice haber cumplido el sueño de futbolista.

“Tuve la suerte de jugar en mi época en compañía de Cesar Augusto Koop, un futbolista excepcional que murió muy joven, el ‘Pirata Ferrer’, el ‘Piripi Ozma’, Rubén Dario la ‘muñeca’ Londoño, Crispiniano Vargas, Jhon Fredy Vansthahlen, Kiko Barrios, Miguel Balaguera la ‘marrana’ Beltrán y mis amigos de infancia en el barrio, Germán Ferreira, los hermanos Aparicio, todos jugadores de la selección Colombia de microfútbol”, recuerda.

Calderón además de agradecer al Atlético Bucaramanga la primera estrella en el fútbol profesional y expresar que “ojalá  su paso por el club haya sido un granito de arena  para ese logro. Más allá de las satisfacciones deportivas, resalta la importancia de dejar un legado para las nuevas generaciones: “El deporte es el principal regalo que los padres y el país deben ofrecer a los niños y jóvenes”, comenta.

Hoy, años después de haber dejado huella en los campos de juego de Bucaramanga y Venezuela, Óscar Leonel Calderón se consolidó como un prospero empresario y representante oficial oficial en Colombia de la marca Suiza de relojes Swatch, franquicia que ha liderado por más de 20 años en el mercado nacional.

Reconocido como “el Mosco”, ahora empresario, agradece por todos los amigos y el reconocimiento que lo han hecho feliz junto a su madre Gloria Calderón, su esposa Margarita,  sus hijas Tatiana, Karry Stefanía y Angelica.

Hoy más tranquilo recuerda todos esos momentos, sonríe y dice haber cumplido el sueño de futbolista a su manera, pero recalca que en «el Diamante 2»,  jugando con sus amigos es donde ha pasado los días más felices.

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