POR: MONSEÑOR ESPEJO
Opinión – Plegarias desde el atrio
La voltereta del designado ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, respecto al polémico tema de la Constituyente, confirmó a todos los colombianos que el personaje en cuestión adolece de firmeza ideológica y que además su ego en el infinito, le ayuda a sacrificar los intereses ciudadanos por su afán de figuración.
Hace muy pocos días, antes de aceptar hacer parte del gobierno Petro, afirmaba que la Constituyente propuesta por el Presidente Gustavo Petro, era “una mala idea, pero además, es una idea inviable porque el gobierno está lejos de contar ccon las mayorías que se necesitan en el Congreso para aprobar una ley que convoque esa Constituyente”.
Además recalcaba que la referida Constituyente no debía “ser in instrumento para resolver las tensiones entre el gobierno de turno, el Congreso y la Rama Judicial” y que “la idea de la Constituyente no se puede utilizar como una amenaza para aprobar las reformas sociales del gobierno”.
Sin embargo, cuando el país conoció su designación en el despacho político, sorprendió que el mismo Jefe de Estado anunciara que Cristo sería el líder para convocar la Constituyente y concertar el acuerdo Nacional que según, la actual administración, son necesarios para que el país resuelva sus grandes problemáticas.
Al tiempo y como si su nombramiento de Ministro del Interior, lo hubiera vuelto amnésico, Juan Fernando Cristo, comenzó a expresar las bondades de una idea que él calificó inviable y mala. Incluso se le oyó decir que la Constituyente es un salida para el paso de las reformas que no se puede descartar”.
Con todo lo anterior, Cristo no solo demostró su ausencia de firmeza ideológica sino que también ingresó al selecto equipo de liberales, de dirigentes de la U y de otros partidos que hacen lo que sea, hasta cambiar de causas, banderas y amigos, por seguir pelechando del Gobierno de turno, como el saliente Luis Fernando Velasco, Roy Barreras. Armando Benedetti, Mauricio Lizcano y Alfonso Prada para no mencionar sino unos pocos.
Pero también llama la atención que sobre el polémico tema de la Constituyente, la recién designada ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, advirtió que para ella “el problema del país no es la Constitución”, así que suponemos que su colega Juan Fernando Cristo y su jefe, el Presidente Gustavo Petro, tendrán que alinearla para desarrollar sus intereses personales y políticos.
Algo que también deja un mal sabor, es la forma posiblemente trapacera en que dicen una cosa y luego se ponen de acuerdo incluso con grupos como el ELN y las disidencias en la búsqueda de la constituyente que tanto cacarean y que les permitiría llegar a esos grupos a la sociedad civil sin sonrojarse, con las manos manchadas de sangre y bajo el postulado de un gran acuerdo para salir del fango que ellos mismos han provocado durante décadas. Se cumple así la máxima: que “por el pan baila el perro”, así al pobre le siga tocando el hueso pelado.
