El merecido tributo a las plantas de la vida

Selva pluvial humedad/foto- Alberto Santander

Por: Alberto Santander B.

La medicina de los antiguos

Desde la época de los egipcios, griegos y romanos, miles de años atrás, en las  dinastías de los mandarines, las plantas y especias han marcado el derrotero en la vida del hombre ya sea para su supervivencia o para ahuyentar las asechanzas de la muerte.

Desde tiempos remotos, las plantas ocupan un lugar de privilegio en la historia de la humanidad, Avicena médico Islámico, fue uno de los primeros en incursionar en el reino vegetal, para descubrir la utilidad alimenticia y médica de las plantas. En uno de sus estudios señalaba que “la tristeza o el miedo afectan el repositorio del alma que ocupa el ventrículo izquierdo del ser humano,  mostrando desde un comienzo  el acercamiento del hombre y la naturaleza.

En Egipto ya existía un  inventario de más de 700 especies de plantas que también los  chinos y romanos utilizaron desde el comienzo de los tiempos. De sus ingredientes obtenían los productos de la cocina y los calmantes. La especias marcaron durante varios siglos la economía de  pueblos.

Así comenzaron los caminos de la medicina en las diferentes naciones y con el tiempo su evolución ha marcado los distintos siglos, con nuevos descubrimientos, en medio del dilema, de cual resulta más eficaz hoy, sí la antigua medicina o la moderna, a la hora de enfrentar dolencias y enfermedades.

A través de su uso terapéutico

Basta con conocer el extenso vademécum vegetal africano o la tradicional medicina  tibetana que se remonta al Rgyud Bzhi de cuatro tomos, que se convirtió en el manual de los galenos de los primeros siglos. Los Incas y chinos utilizaron el Nenúfar y el opio como sedante, mientras los homeópatas de América del Sur también conocían la Mandrágora, el Beleno usados como analgésicos desde la época de los sumerios  y babilonios.

Mientras los aborígenes africanos utilizaban el Estrofanto en sus flechas de caza, los Amautas del  Perú y los indígenas del Amazonas manejaban distintas especies de Curare, que hoy facilitan la intervención quirúrgica, mientras del Estrofanto, se extraen dos medicamentos que sirven de base para el principal fármaco en defensa del corazón.

La Discurea en Méjico logró suministrar la materia prima del esteroide. La aspirina surgida de la corteza de los sauces  que se levantan a la orilla s de los ríos inmunes al frío,  con las raíces mojadas y el tronco duro, dona su corteza para  curar la gripa, la fiebre, el reumatismo, la aspirina que debe su  nombre a la Espiracea  la reina de los prados en la mitología latina.

Las plantas siguen ofreciendo el principal laboratorio de experimentación  para la defensa de la vida. Un camino que comienza a conciliar  a los médicos  de las prestigiosas universidades  del mundo con los indígenas que poseen el conocimiento ancestral, y guardan los secretos  de la sanación donde la civilización aún no ha llegado.

El estrofanto que usaron los aborígenes africanos en sus flechas de caza, o el curare utilizado por los pueblos indígenas del Brasil, que hoy permite la extracción de dos medicamentos básicos  para el principal fármaco  en defensa del corazón  hoy facilita la intervención quirúrgica, son apenas algunas de las maravillosas plantas que entregan sus poderes  a la salud de los pueblos.

Las drogas indicas, el limón como acidulante y el azúcar para endulzar, el té. la pimienta el jengibre, la canela tanto para el paladar como para realizar bebidas tónicas o para estimular el organismo,  como narraba el escritor judío alemán  Stefan  Zweig en una de sus biografías,  las especias eran la principal riqueza de la época, “ en la edad media, hasta entre los príncipes y la gente distinguida, la burda voracidad era el desquite de la monotonía sin espiritualidad de las comidas. Hasta que un prodigio aparece y con un solo gramo de un condimento indico, un poco de pimienta, una flor seca de moscada, una punta de cuchillo de jengibre o de canela mezclados en la más grosera de las viandas, bastaba para que el paladar halagado experimentara un raro  y grato estimulo”.  “un plato no estaba en su punto, si no lo cargan de pimienta; llegan a echar jengibre a la cerveza y refuerzan el vino con especias molidas, hasta que cada sorbo quema en la garganta como la pólvora”

La quina y el alcanfor se pesaban  en balanzas de orfebre o de boticario, tomando la precaución de cerrar la puertas y ventanas. Las especias eran traídas por caravanas de mercaderes que hacían la ruta del desierto por Basora, Bagdad Damasco, Beirut, el Cairo, Bizancio, desde el tiempo de los faraones, y en Venecia, los mercaderes  turcos, árabes acaparaban el millonario mercado

La vanidad femenina era surtida con los aceites de rosas de Arabia, el almizcle del ámbar, fueron puestos en boga por los boticarios que también utilizaban el Opio y el Alcanfor en sus bálsamos y los específicos de la India. “   todo lo oriental  ejercía una atracción hinótica en los europeos”,  “ ningún articulo tan apetecido en la edad media en Europa como la especiería. Era como si el aroma  de las flores orientales  hubiera enajenado con su maravillosa influencia el ánimo de los europeos” anotaba en sus escritos el escritor vienes Stefan  Zweig.

La edad media

Fue a comienzos del siglo XVI cuando la ciencia comienza de la mano de los médicos  de la época a experimentar con nuevas plantas utilizadas como calmantes del dolor en las intervenciones quirúrgicas y en operaciones de hombres heridos y mutilados   en las guerras.  Durante estos siglos se comienzó a avanzar en estudios de la Botánica y sobresalen importantes nombres de naturalistas como Charles Darwin. Alexander Von Humboltd  y en Colombia los padres del estudio de la naturaleza, los sabios Caldas y Mutis, que organizaron lo que se conoció como “La Expedición Botánica” una aventura a través de las selvas del país para buscar y organizar uno de los herbarios más completos del mundo.

Las plagas que azotaron Europa permitieron a las plantas medicinales tomarse el espacio de la medicina para enfrentar la muerte que se ensañó por las ciudades de Francia e Inglaterra y donde perecieron más de 2.000.000 personas. Sería interminable narrar la historia del reino Vegetal sin  rendirle un tributo de gratitud a las propiedades que ofrece el arsenal terapéutico del Reino Vegetal que hoy investigan científicos que incursionan en el estudio de la aromaterapia, que proporciona  aceites esenciales de uso medicinal o las virtudes del limón , el ajo, la hierbabuena, la menta, el toronjil.

Las transnacionales farmacéuticas.

Las especies  de plantas que el hombre desconoce y ahora busca con insistencia para alcanzar en sus componentes nuevos medicamentos, hoy tienen en conflicto a los países donde existen miles de especies aún sin estudiar, con las multinacionales farmacéuticas, que viven la más feroz competencia en por encontrar nuevos  principios reactivos, así como materias primas que yacen en la espesura de la selva amazónica y las áreas protegidas del mundo.

Según los ecólogos, la búsqueda de plantas en las selvas del amazonas y en los relictos de bosques vírgenes que aún  permanecen lejos de la explotación del hombre, ha despertado una verdadera competencia entre los grandes laboratorios, que buscan hacerse con las patentes de los nuevos descubrimientos, lo que ha permitido a las plantas medicinales recobrar el espacio perdido, protagonizando junto a la medicina moderna una nueva carrera . 

La humanidad nunca dejará de tributar gratitud a la inagotable farmacia del mar, a las miles de especies  del herbolario del mundo antiguo o a las plantas que se levantan en los bosques de los cinco continentes, donde la capa vegetal entrega  al hombre los secretos  de equilibrar su naturaleza física en alianza  con el reino vegetal.

Después de este pequeño viaje por entre la historia de las plantas, es bueno para nosotros los colombianos reconocer la importancia que hoy tiene el incomparable tesoro que poseemos en nuestras selvas pluviales del amazonas y el Chocó biogeográfico, donde yacen ocultos innumerables secretos de la naturaleza para hacer perdurable la vida en el planeta tierra y que la ciencia sabrá rescatar para beneficio de la humanidad. 

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