Estado Islámico atacó el jueves las abarrotadas puertas del aeropuerto de Kabul con ataques suicidas con bomba, matando a decenas de civiles y al menos 13 soldados estadounidenses e interrumpiendo el puente aéreo occidental para miles de afganos desesperados por huir.
Funcionarios de salud de Kabul fueron citados diciendo que 60 civiles murieron. Imágenes de vídeo subidas por periodistas afganos mostraban decenas de cuerpos de personas muertas en una zanja acuática junto a la valla del aeropuerto. Al menos dos explosiones sacudieron el área, dijeron testigos.
Estado Islámico dijo que uno de sus atacantes suicidas apuntó a «traductores y colaboradores del ejército estadounidense».
Las bajas estadounidenses, que aumentaron de 12 a 13 según funcionarios estadounidenses, se creía que eran la mayor cantidad de soldados de ese país muertos en Afganistán en un solo incidente desde que murieron 30 personas cuando el helicóptero fue derribado en agosto de 2011.
El atentado se produjo cuando las fuerzas estadounidenses se apresuraban para completar su retirada de Afganistán, después de que el presidente Joe Biden dijera que Estados Unidos hace mucho tiempo que había logrado su razón original para invadir el país en 2001: erradicar a los militantes de Al Qaeda y evitar que se repitieran los ataques del 11 de septiembre.
Biden prometió perseguir a los perpetradores del atentado y dijo que había ordenado al Pentágono que planificara cómo atacar al Estado Islámico-Khorasan, el afiliado del Estado Islámico que se atribuyó la responsabilidad.
«No perdonaremos, no olvidaremos. Los perseguiremos y los haremos pagar», dijo Biden en declaraciones en la Casa Blanca.
Las muertes estadounidenses fueron las primeras en acción en Afganistán en 18 meses, un hecho que probablemente será citado por los críticos que acusan a Biden de abandonar imprudentemente un status quo al ordenar una abrupta retirada.
El general Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, afirmó que su país seguirá con las evacuaciones, y señaló que todavía hay alrededor de 1.000 ciudadanos estadounidenses en Afganistán.
Pero varios países occidentales dijeron que el masivo transporte aéreo de civiles estaba llegando a su fin, lo que probablemente dejaría sin salida a decenas de miles de afganos que trabajaron para Occidente durante dos décadas de guerra.
McKenzie aseguró que los comandantes estadounidenses se estaban preparando para más ataques del Estado Islámico, incluidos con cohetes o bombas transportadas por vehículos contra el aeropuerto. «Estamos haciendo todo lo que podemos para estar preparados», dijo.
La violencia de Estado Islámico crea un dolor de cabeza para los talibanes, que han prometido que su victoria traerá por fin la paz a Afganistán. Un portavoz describió los ataques como el trabajo de «círculos del mal» que serán reprimidos una vez que se vayan las tropas extranjeras
Zubair, un ingeniero civil de 24 años, que llevaba casi una semana intentando ingresar al aeropuerto con un primo que tenía papeles que lo autorizaban a viajar a Estados Unidos, dijo que estaba a 50 metros de un atacante suicida que detonó explosivos en el ingreso.
«Hombres, mujeres y niños gritaban. Vi a muchos heridos, hombres, mujeres y niños, siendo cargados en vehículos privados y llevados hacia los hospitales», aseguró, agregando que después de las explosiones hubo disparos.
Washington y sus aliados habían instado el jueves a los civiles a mantenerse alejados del aeropuerto, citando la amenaza de un ataque suicida del Estado Islámico.
Los países occidentales han evacuado a casi 100.000 personas, en su mayoría afganos que les ayudaron, en los últimos 12 días. No obstante, reconocen que muchos miles más se quedarán atrás tras las órdenes de Biden de retirar a todas las tropas para el 31 de agosto.
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Los últimos días del puente aéreo se usarán principalmente para retirar tropas. Canadá y algunos países europeos ya han anunciado el fin de sus puentes aéreos.
Biden ordenó la salida de todas las tropas de Afganistán para fin de mes para cumplir con el acuerdo de retirada con los talibanes negociado por su predecesor, Donald Trump. Esta semana rechazó las peticiones de los aliados europeos de más tiempo.
El abrupto colapso del gobierno respaldado por Occidente en Afganistán tomó por sorpresa a las autoridades estadounidenses y corre el riesgo de revertir los avances logrados, sobre todo en los derechos de las mujeres y las niñas.
Biden ha defendido la decisión de marcharse, diciendo que las fuerzas estadounidenses no podían quedarse indefinidamente. Pero sus críticos afirman que la fuerza, que llegó a contar con más de 100.000 efectivos, se ha reducido en los últimos años a unos pocos miles de soldados que ya no participan en los combates sobre el terreno y se limitan principalmente a una base aérea.
Los combatientes que reclaman lealtad al Estado Islámico comenzaron a aparecer en el este del país a fines de 2014 y tienen una reputación de extrema brutalidad.
Agencia Reuters – RAM-