Noticias ONU/Laura Quiñones
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, interviene en la apertura de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la COP26 en Glasgow (Escocia).
En la apertura de la cumbre de líderes mundiales sobre el clima, António Guterres envía un duro mensaje al mundo: «Estamos cavando nuestra propia tumba», ha dicho, en referencia a la adicción a los combustibles fósiles que amenaza con llevar a la humanidad y al planeta hacia un precipicio, debido al calentamiento global insostenible.
La COP26, la cumbre de Glasgow, que se considera la negociación sobre cambio climático más importante desde el Acuerdo de París, ha arrancado este lunes con un claro mensaje de los líderes mundiales: nuestro mundo está en peligro.
En una mañana gris y ventosa en la ciudad de Glasgow, decenas de líderes mundiales llegaban al Scottish Event Campus, para atender a la conferencia crucial de Naciones Unidas sobre el clima, la COP26.
Desde las 6:30 de la mañana, largas colas de personas se agolpaban en las puertas para acreditarse y pasar por el control estricto de seguridad, donde se pedía una prueba negativa de COVID-19 para acceder al recinto.
Periodistas de todo el mundo se disponían a trabajar codo con codo en los salones del evento, armados con multitud de micrófonos, cámaras, luces y equipos de grabación.
El escenario estaba preparado para escuchar lo que tienen que decir los jefes de Estado en la inauguración de la COP26. Entre otros, llegaban el coanfitrión, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el primer ministro de la India, Narendra Modi, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la canciller alemana, Angela Merkel.
«Queremos que los jefes de Estado sean verdaderos líderes, y que hagan posible el cambio y den un paso adelante durante la COP26», declaró Juan Pablo Sierra, un joven activista de la ONG United for Climate Action (Unidos por el cambio climático), a Noticias ONU justo antes de que comenzara la ceremonia.
Discursos de apertura
El primero en intervenir en la ceremonia de apertura, que empezó a las 12:30 horas, hora local, fue el británico Boris Johnson, que esbozó una comparación entre la crisis climática y un dispositivo del día del juicio final que aparecía en una de las películas de James Bond, que se rodó en Glasgow.
«Tenemos que hacer de esta COP26 el momento en que nos pongamos en serio con el cambio climático. Podemos ser realistas», dijo, abogando por la eliminación del dióxido de carbono y por un transporte ecológico.
«La COP26 no será, ni puede ser, el final de la historia del cambio climático», añadió, haciendo hincapié en que el trabajo no se acaba con la conferencia, incluso aunque esta concluya con los compromisos necesarios.
«Puede que no nos sintamos como James Bond, ni nos parezcamos a él, pero la COP26 debe ser el comienzo de la desactivación de esa bomba. Sí, va a ser difícil, pero sí, podemos hacerlo», concluyó.
Tras Boris Johnson, intervinieron dos jóvenes activistas que pidieron a los líderes mundiales que adopten medidas enérgicas.
«Todos juntos tenéis el poder de ser mejores, de recordar que en vuestras palabras tenéis las armas que pueden salvarnos o vendernos. No necesitáis mi dolor ni mis lágrimas para acabar con la crisis. No somos sólo víctimas de esta crisis, somos agentes resilientes de la esperanza. No nos estamos ahogando, estamos luchando», dijeron.
A continuación, António Guterres subió al podio con un contundente mensaje de apertura: “Los seis años que han transcurrido desde el Acuerdo de París sobre el Clima han sido los años más calurosos registrados. Nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el abismo”.
Es hora de decir ‘basta’
“Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de matarnos a nosotros mismos con el carbono. Basta de tratar la naturaleza como un retrete. Basta de quemas, perforaciones y minas cada vez más profundas”.
«Estamos cavando nuestra propia tumba», dijo Guterres, añadiendo que nuestro planeta está mutando ante nuestra mirada, desde el deshielo de los glaciares hasta los incesantes fenómenos meteorológicos extremos.
Recordó que el aumento del nivel del mar es el doble que hace 30 años, que los océanos están más calientes que nunca y que partes de la selva amazónica emiten ahora más carbono del que absorben.
«Los recientes anuncios en materia de acción climática pueden dar la impresión de que estamos en buen camino para revertir la situación. Pero se trata de un espejismo», afirmó, refiriéndose al último informe sobre los planes nacionales de reducción de emisiones, conocidos como las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN). Estos nos indican que incluso aunque se cumplieran en su totalidad, el resultado seguiría condenando a nuestro mundo a un «catastrófico» calentamiento global de 2,7 grados.
“Y aunque las últimas promesas fueran claras y creíbles (existen dudas reales sobre algunas de ellas), seguiríamos dirigiéndonos hacia la catástrofe climática. Por lo tanto, en el momento en que abrimos esta conferencia tan esperada sobre el clima, seguimos abocados a la catástrofe climática”, subrayó.