Italia conquistó este domingo la Eurocopa 2020, la segunda de su palmarés tras la de 1968, gracias a las paradas de Donnarumma en la tanda de penaltis a la que se llegó tras un 1-1, mejor los italianos pese al inicio prometedor de una Inglaterra que falló en Wembley a su asalto al primer título continental.
El Football’s Coming Home se le atragantó a más de 60.000 aficionados en el mítico estadio de Londres. Los Tres Leones fallaron en su primera final continental, el primer partido de renombre para los inventores del fútbol desde el que les dio el título mundial en 1966 también en Wembley. La historia parecía lista para ser cambiada, pero apareció Donnarumma.
Inglaterra terminó pagando cierta dosis de racanería. Gareth Southgate no tiró de su dinamita arriba hasta la tanda de penaltis, para lo que entraron Rashford y Sancho y ambos fallaron. El nuevo portero del PSG detuvo el definitivo a Saka e Italia, en su racha de 34 partidos sin perder, se llevó la Eurocopa a casa.
Y eso que a los dos minutos Luke Shaw adelantó a la mayor anfitriona de esta Eurocopa 2020 multisede. Italia apenas entró en juego antes del descanso pero luego cambiaría mucho la final. Southgate le ganó la partida a Mancini en la primera jugada de la final. La novedad de Trippier para jugar con tres centrales y la profundidad de carrileros trajo el 0-1.
El propio Shaw la empezó, encontró a Kane solo, el capitán abrió a Trippier y el jugador del Atlético la puso como acostumbra. La jugada del gol enseñó las debilidades que tendría Italia en el primer tiempo. Líneas muy separadas, muy replegada, sin detectar jugadores peligrosos como Kane y Mount entre líneas, y sin ataque por el trabajo acumulado. Los de Mancini chocaron con un muro y solo asomaron en alguna falta cercana al área, pero sin peligro.
Los de Southgate, con solo un gol encajado en el torneo, tenían clara la labor defensiva. Los ingleses buscaron desde el principio el partido correcto, sin fallos, y sin prisa, menos aún con el 0-1, pero cuando cambio el guion no supieron reaccionar. Después del susto con la rodilla de Jorginho, Italia movió un poco el centro del campo y logró conectar algo arriba.
La mejor ocasión de los de Mancini fue una jugada individual de Chiesa, que terminó con un disparo desviado por poco. La respuesta de Mount casi es gol de tacón en otra subida de Shaw. Con el marcador en contra, Italia no se podía permitir perder la cabeza en el primer tiempo, a pesar de la sensación de impotencia.